T01-E04: Seguridad de la vacuna contra el COVID19

En este episodio exploramos la seguridad de la vacuna contra el COVID-19. Analizamos diferentes formas de razonamiento lógico, como el deductivo, inductivo y abductivo, para abordar el tema de manera racional. También examinamos la evidencia científica y no científica de los efectos adversos de las vacunas, así como el contexto histórico y las implicaciones legales. Además, discutimos el papel de la industria farmacéutica y la responsabilidad ética en la seguridad de los medicamentos. Por último, exploramos el Acto de Preparación para emergencias y la divulgación de datos relacionados con la aprobación de la vacuna COVID-19 de Pfizer. Aunque no podemos afirmar con certeza absoluta la seguridad de las vacunas, este episodio proporciona información y perspectivas para ayudar a tomar decisiones informadas sobre la vacunación.
Autor/a

Pa’ dónde va Vicente

Fecha de publicación

17 de abril de 2022



Introducción

Las vacunas: ¿Seguras o inseguras?

La evidencia científica sobre la seguridad de las vacunas no es concluyente en ninguno de los dos sentidos. Compartiremos los resultados de los estudios al final del episodio. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a casos complejos como este, es útil recordar las tres formas de razonamiento lógico que tenemos a nuestra disposición para abordar el problema de manera racional (Douven 2021; Dutilh Novaes 2022; Hawthorne 2024).

Tipos de razonamiento:

Razonamiento deductivo:

Es una forma de argumentación en la que la conclusión es necesariamente verdadera si las premisas también lo son. Un ejemplo:

  • Premisa 1: Cuando nieva, hace frío
  • Premisa 2: Está nevando.
  • Conclusión: Hace frío.

En este caso, si ambas premisas son ciertas, la conclusión también lo es.

Razonamiento inductivo:

Se basa en observaciones pasadas y regularidades para llegar a conclusiones sobre eventos futuros y principios generales (Weintraub 2013). Un ejemplo:

  • Observación: El sol ha salido por el este todos los días hasta ahora .
  • Conclusión: El sol saldrá por el este mañana.
  • Principio general: El sol siempre sale por el este.

En este tipo de razonamiento, evaluamos estudios científicos empíricos para inferir de los datos analizados una hipótesis.

Razonamiento abductivo:

Busca la mejor explicación posible para la evidencia disponible (Harman 1965). Considera dos elementos:

  • Conjunto de evidencias de diversos tipos.
  • Conjunto de posibles explicaciones.

Este tipo de razonamiento se utiliza cuando la evidencia no permite un razonamiento deductivo o inductivo, generalmente cuando hay varias piezas de evidencia y varias hipótesis posibles.

Ejemplo de razonamiento abductivo:

  • Evidencia 1: El 95% de los estudiantes de la Universidad del Rosario hablan inglés y español.
  • Evidencia 2: Juan es estudiante de la Universidad del Rosario.
  • Conclusión posible: Juan probablemente habla inglés y español.

En este caso, la conclusión no es definitiva, ya que es posible que Juan solo hable uno de los dos idiomas. Sin embargo, el razonamiento abductivo permite considerar más explicaciones que el inductivo.

Aplicación del razonamiento abductivo a la seguridad de las vacunas:

Los argumentos de inducción estadística no son suficientes para concluir con seguridad si las vacunas son seguras o no, ya que los estudios disponibles no son lo suficientemente robustos. Sin embargo, si agregamos piezas de evidencia de otro tipo, como el funcionamiento del sistema inmunológico, la historia de las vacunas y el seguimiento de la salud pública después de su implementación, podemos obtener una imagen más completa de la realidad.

Ante la presión para vacunarnos y vacunar a nuestros hijos, es importante buscar otras piezas de evidencia que nos ayuden a tomar una decisión informada. El razonamiento abductivo nos permite considerar diferentes perspectivas y llegar a conclusiones más sólidas.

Evidencia NO científica de Efectos Adversos

Falta de rendición de cuentas

La inmunidad legal de los fabricantes de vacunas es un tema complejo con implicaciones importantes para la salud pública y la industria farmacéutica. A continuación, se presenta un análisis del texto proporcionado, incluyendo referencias relevantes:

Contexto histórico:

  • Ley Nacional de Lesiones por Vacunas Infantiles de 1986: Esta ley, promulgada durante la presidencia de Ronald Reagan, protege a los fabricantes de vacunas de demandas por efectos adversos (H.R.5546 - 99th 1986, October 18) .

  • Motivos de la ley: La ley se implementó como respuesta a una serie de demandas por daños y perjuicios relacionadas con la vacuna DTP (difteria, tétano y tosferina) entre 1976 y 1986. Las demandas amenazaron la rentabilidad de la fabricación de vacunas, lo que llevó a la industria a presionar por la protección legal

Implicaciones de la inmunidad:

  • Protección de los fabricantes: La ley protege a los fabricantes de vacunas de la responsabilidad financiera por efectos adversos, lo que les permite continuar desarrollando y produciendo vacunas.

  • Fondo de compensación: Se creó un fondo de compensación federal para las personas que sufren lesiones relacionadas con las vacunas. Este fondo se financia con un impuesto adicional sobre las vacunas y está administrado por la Corte de Reclamaciones Federales.

  • Seguridad de las vacunas: La inmunidad legal no significa que las vacunas sean inseguras. Sin embargo, sí refleja el reconocimiento de que existe un riesgo asociado con cualquier procedimiento médico, incluidas las vacunas.

Puntos a considerar:

  • Obligación de vacunación: A pesar de la inmunidad legal, las vacunas siguen siendo obligatorias en muchos países, lo que genera un debate sobre la responsabilidad y la autonomía individual.
  • Transparencia e investigación: Es importante mantener la transparencia en la investigación y el desarrollo de vacunas, así como en la vigilancia de los efectos secundarios.
  • Acceso a la información: El público debe tener acceso a información clara y precisa sobre los riesgos y beneficios de las vacunas para tomar decisiones informadas sobre su salud.

Antecedenes de la industria farmacéutica

 Las empresas farmacéuticas enfrentan un historial significativo de demandas por productos defectuosos y efectos secundarios adversos («Pharmaceutical Settlements - Department of Justice Search Results» s. f.). Estas empresas pagan un promedio anual de 200 millones de dólares en indemnizaciones. Consideran las indemnizaciones como un costo más dentro de su modelo de negocio y evalúan el punto de equilibrio, es decir, el precio al que las ventas cubren todos los costos, incluyendo las indemnizaciones potenciales.

Las empresas buscan un balance entre la seguridad y la eficacia del medicamento, y los costos de producción, investigación y desarrollo, y las posibles indemnizaciones por efectos secundarios. Utilizan modelos estadísticos y de riesgo para estimar la probabilidad y el costo de las demandas por efectos secundarios, y para determinar el nivel de seguridad óptimo para un producto. Este enfoque puede llevar al desarrollo de medicamentos con efectos secundarios conocidos, siempre que estos no afecten significativamente la rentabilidad del producto. La publicidad de medicamentos a menudo menciona los efectos secundarios potenciales, pero el énfasis suele estar en los beneficios del producto.

Existe un debate sobre la responsabilidad ética de las empresas farmacéuticas de priorizar la seguridad sobre la rentabilidad y es importante garantizar que los pacientes tengan acceso a medicamentos seguros y efectivos, incluso si esto significa que las empresas farmacéuticas tengan que reducir sus márgenes de ganancia.

Indemnizaciones pagadas al año por farmacéuticas

Cargos judiciales comunes a las farmacéuticas

Acto de Preparación para emergencias (Public Readiness and Emergency Preparedness Act):

Esta ley permite que el Secretario del Departamento de Servicios de Salud emita una declaración para otorgar inmunidad de cualquier responsabilidad a los fabricantes de productos diseñados para prevenir o tratar una crisis sanitaria. Bajo esta ley, se protege a las empresas e individuos de cualquier responsabilidad relacionada con el desarrollo, prueba, producción, distribución y administración de medicamentos o vacunas necesarios para enfrentar una emergencia de salud específica. Gracias a esta disposición, la vacuna contra el COVID-19 pudo ser desarrollada tan rápidamente y es la razón por la cual se produjeron tantas.

La FDA quería la aprobación del tribunal para tener hasta 75 años para divulgar públicamente todos los datos en los que se basó para licenciar la vacuna Covid-19 de Pfizer

La vacuna contra el COVID-19 de Pfizer salió al mercado en agosto de 2021. Un grupo de científicos pidió acceso a los datos que llevaron a la aprobación de esta vacuna. La FDA respondió que, dado que toda la información relacionada con la aprobación suma alrededor de 450,000 páginas y que solo pueden procesar 500 páginas por mes, tardarían 75 años en liberar toda la documentación. Esto no es una broma, es verdad.

Este grupo de personas demandó a la FDA en marzo de 2022, pidiendo que hicieran pública la documentación completa, pero aún no hay una resolución al respecto. Después de más de una generación, la gran mayoría de las personas que se vacunaron ya habrán fallecido cuando se planea liberar los papeles relacionados con una vacuna que fue prácticamente obligatoria (Aaron Siri 2022).

La pregunta es: ¿tiene sentido que si te están obligando a ponerte una vacuna, no se haga pública la información en la que se basó su aprobación durante tu vida? Si se exige a las personas vacunarse, ¿no es justo que puedan acceder a los datos que respaldan la seguridad y eficacia del producto al que se les requiere someterse?

Disensión en la comunidad científica

Existe una disensión dentro de la comunidad científica con respecto a las vacunas contra el COVID-19. Entre los disidentes se encuentra Robert Malone, el principal creador de la tecnología de ARN mensajero en la que se basan estas vacunas. Malone ha sido muy claro al afirmar que no se debe vacunar a personas saludables, especialmente niños y jóvenes. Es destacable que uno de los creadores de esta tecnología esté haciendo tales pronunciamientos. El dice lo siguiente:

Antes de vacunar a su hijo, usted tiene que saber dos cosas. La primera es que un gen viral será inyectado en las células de sus hijos. Este gen obliga al cuerpo de su hijo a producir proteínas de espiga tóxicas. Estas proteínas a menudo causan daños permanentes en los órganos críticos de los niños, incluyendo: Su cerebro y sistema nervioso, su corazón y vasos sanguíneos, incluyendo coágulos de sangre y Su sistema reproductivo. La segunda cosa que necesita saber es el hecho de que esta nueva tecnología no ha sido adecuadamente probada. (WeThePeopleUSA 2022)

Hay una agrupación creciente de médicos llamada Global COVID Summit, a la que ya se han unido 17,000 profesionales. Declaran que el COVID-19 es una enfermedad tratable y que la mejor forma de afrontarla es con tratamientos médicos, pues las vacunas no han ayudado en la prevención de infecciones. Afirman que la inmunidad natural es mucho más efectiva que la conferida por las vacunas.

Esta cumbre también ha manifestado que los jóvenes y niños no deben ser vacunados contra el COVID-19, y que las restricciones no deben aplicarse a personas que tienen inmunidad natural adquirida por infección previa. Exigen que las agencias de salud dejen de interferir en la relación médico-paciente, permitiendo que acuerden intentar tratamientos contra el COVID-19 sin amenazas de sanciones («Global Covid Summit» 2024).

En resumen, un número significativo de científicos y médicos disiente de los protocolos oficiales, abogando por no vacunar a ciertos grupos y permitir los tratamientos con terapias alternativas a las vacunas.

VAERS

Los eventos adversos de vacunas en Estados Unidos se informan en VAERS, el Sistema de Notificación de Eventos Adversos de Vacunas (OpenVaers 2022).

Los informes en VAERS no se limitan a los médicos; cualquiera puede enviarlos, ya que es un sistema de informes pasivo. Los eventos adversos también se están siguiendo activamente utilizando el V-safe Active Surveillance System, donde algunos receptores de la vacuna COVID completan encuestas de salud voluntarias basadas en la web durante un año después de la vacunación. Este sistema fue desarrollado exclusivamente para rastrear y evaluar la seguridad de las vacunas COVID (Lazarus 2010; Goldman y Miller 2012) .

En el Reino Unido, existe un sistema de notificación específico del coronavirus llamado Coronavirus Yellow Card que está abierto a los profesionales de la salud y al público en general.

La mayoría de los países tienen su propio sistema de notificación de eventos adversos, monitoreados por los gobiernos para buscar señales de datos preocupantes. Muchos son transparentes y los datos pueden ponerse a disposición pública.

Estas limitaciones hacen que sea fácil descartar las preocupaciones públicas sobre la seguridad de las vacunas porque no se puede establecer una relación de causa y efecto (la correlación no implica causalidad), algo que está sucediendo mucho con COVID-19.

Se han informado grandes cantidades de eventos adversos después de la vacunación contra COVID, pero son bajos en el contexto de la cantidad de vacunas administradas. Se han reportado menos muertes por vacunas que por COVID.

Sin embargo, se cree que los sistemas como VAERS pasan por alto un porcentaje significativo de lesiones por vacunas, aunque quizás menos para los eventos adversos graves.

En junio de 2021, investigadores europeos publicaron un artículo en la revista Vaccines estimando el “número necesario a vacunar”. Utilizando datos de las bases de datos europeas de notificación de eventos adversos, calcularon que por cada tres muertes prevenidas por la vacuna, habría que aceptar dos muertes causadas por la vacunación (Walach, Klement, y Aukema 2021).

Unos días después, el artículo fue retractado. La razón dada fue el problema de causalidad, ya que estos sistemas de notificación no brindan datos confiables sobre las muertes relacionadas con la vacuna, aunque tampoco se ha demostrado que no lo sean. ¿Hay motivos para preocuparse cuando los sistemas nacionales de notificación de lesiones por vacunas se consideran poco fiables?

Evidencia Científica de Efectos Adversos

Las hipótesis de cómo pueden haber efectos adversos

Hay dos hipótesis complementarias que explican los efectos adversos de las vacunas de ARN mensajero. La bio-distribución y la proteína de punta.

Vacunas como la de SINOVAC (coronavac) presentan EA parecidos a las vacunas convencionales porque éstas usan la misma tecnología, o al menos muy parecida. De esta no vamos a hablar.

Bio-distribución

Según un artículo en el British Medical Journal, nunca se realizó un estudió de bio-distribución en el proceso de aprobación de las vacunas en USA. Estos estudios hacen un seguimiento de la distribución de una vacuna una vez inyectada en el cuerpo. Dichos estudios de bio-distribución son un elemento estándar de las pruebas de seguridad de los medicamentos, pero según la política de la Agencia Europea de Medicamentos, dice el estudio,

generalmente no se requieren para las vacunas…Sin embargo, dichos estudios podrían ser aplicables cuando se emplean nuevos sistemas de administración o cuando la vacuna contiene nuevos adyuvantes o excipientes (Doshi 2021).

En el caso de las vacunas covid-19, los reguladores aceptaron datos de bio-distribución de estudios anteriores realizados con compuestos relacionados, en su mayoría no aprobados, que utilizan la misma tecnología (Doshi 2021).

Una respuesta en el BMJ a un artículo sobre trombosis después de la vacunación dice lo siguiente

Para la vacuna de ARNm de COVID-19 (Pfizer o Moderna), no se realizaron estudios de bio-distribución en animales. Los estudios sustitutos con luciferasa y nanopartículas de lípidos sólidos (Pfizer) confirman una biodistribución al hígado y otros tejidos corporales más allá del sitio de administración. Para Moderna, la bio-distribución (que codifica genes CMV) en un sistema similar de administración de nanopartículas lipídicas confirma una bio-distribución más allá del sitio de inyección, en particular, se observó la distribución a los ganglios linfáticos, el bazo y el ojo. Sin embargo, la distribución específica de tejido detallada de las vacunas de ARNm que codifican las proteínas de punta del SARS-CoV-2 (Pfizer o Moderna) no se conoce por completo, impidiendo conocer información valiosa sobre la seguridad potencial de estas vacunas en personas con afecciones preexistentes o aquellas en tratamiento con ciertos medicamentos (Hunter 2021).

En principio, la vacuna debía quedarse en el brazo. Con esa idea en mente fue diseñada. Pero, a principio de 2021, la agencia reguladora japonesa publicó un estudio en el que mostraban que pocas horas después de la inyección la vacuna se encontraba en varias partes del cuerpo como la medula espinal, el hígado, los riñones o los ovarios (Japanese government 2021).

La interpretación de los resultados la explica al Dr. Byram W. Bridle, Ph.D., profesor asociado especializado en virología e inmunología de la universidad de Guelph, el cual explica ese estudio en una entrevista diciendo lo siguiente,

“¿Es seguro suponer que la vacuna permanece en el músculo del hombro? La respuesta corta es: absolutamente no. Es muy desconcertante. La proteína de punta del virus entra en la sangre, circula por la sangre de las personas durante varios días después de la vacunación… Se acumula en varios tejidos, como el bazo, la médula ósea, el hígado, las glándulas suprarrenales [y en particular] los ovarios. …La conclusión es que cometimos un gran error. No nos dimos cuenta hasta ahora. Pensamos que la proteína de punta era un gran antígeno. Nunca supimos que la proteína de punta en sí era una toxina y que era una proteína patógena. Entonces, al vacunar a las personas, sin darnos cuenta les estamos inoculando una toxina.” (Alex Pierson 2022).

Ahora bien, los que defienden la seguridad de la vacuna, como el Dr. Abraham Al-Ahmad, explican que la cantidad de vacuna encontrada en otras partes del cuerpo diferentes al brazo es demasiado pequeña y por lo tanto no debería ser causa de preocupación (Scientistabe 2021). Pero igual, ¡eso no debería estar pasando! La vacuna se debería quedar en el brazo.

Igual, ya hay muchos estudios que muestran que la vacuna no se queda en el brazo (Ogata et al. 2022). Los dejamos en la descripción. Uno de ellos publicado en Nature, muestra que la proteína del Coronavirus puede cruzar la barrera de sangre del cerebro en ratones (Rhea et al. 2021).

¿Cuál es el problema de todo esto? El hecho de que la vacuna no se quede en el deltoides tiene asociados varios posibles problemas. Por un lado, que células de otros órganos diferentes a los que se esperaban desarrollen la proteína. Dado que la vacuna busca que las células de nuestro cuerpo creen la proteína del virus para que nuestro sistema inmune la identifique y la ataque, no queremos que células de los riñones, corazón, ovarios, o cualquier otro tipo de células desarrolle esa proteína y sea atacada. Si eso sucede, cabe la posibilidad que el sistema inmune comience a atacar nuestras propias células y se genere una enfermedad autoinmune (Dr. D 2021).

Proteína Spike o proteína de punta o proteína espiga

Por otro lado, está el problema de la spike protein como tal. Cuando las vacunas se diseñaron se creía que la proteína era inofensiva. Ahora sabemos que no es así. La proteína causa daños, es producida por la vacuna y dado el problema de biodistribución, se produce diferentes partes del cuerpo.

Ya se ha demostrado que la spike protein causa daños en el cuerpo cuando está desligada del virus. Es decir, por si sola causa daños.

Daños a las células endoteliales, las cuales recubren el interior de todos los vasos sanguíneos. En la descripción pueden encontrar tres estudios biológicos que dan evidencia de eso (Nuovo et al. 2021; Perico et al. 2021; Colunga Biancatelli et al. 2021) .

Estudios sobre baja seguridad

En un artículo en Nature se demostró que la proteína espiga traspasa la barrera hematoencefálica en ratones (Rhea et al. 2021). Y en otro artículo en New England Journal of Medicine se mostró evidencia de daño cerebral en pacientes con covid19 pero en los cuales no se encontró ningún virus en el cerebro (Lee et al. 2021).

Algunos hipotetizan que es la proteína espiga la que causa el problema. Otro estudio muestra que la proteína del SARS-CoV-2 por sí sola es un potente inductor de la disfunción endotelial del cerebro (Buzhdygan et al. 2020).

Otro estudio en pre-impresión concluye lo siguiente: > Nuestros datos demuestran que la proteína S liberada es suficiente para mediar en la inmunorreactividad de los pericitos, lo que puede contribuir a la lesión de la microvasculatura en ausencia de protección viral. Nuestro estudio proporciona una mejor comprensión de los posibles mecanismos subyacentes a los trastornos cerebrovasculares en COVID-19, allanando el camino para desarrollar nuevas intervenciones terapéuticas.(Khaddaj-Mallat et al. 2021)

Fíjense lo importante de estos estudios. Lo primero es que son biológicos, no epidemiológicos. Eso quiere decir que no se puede hacer inferencia a ninguna generalidad. Lo segundo es que son en personas que les dio COVID, no que recibieron la vacuna. Como vimos antes, la probabilidad de efectos graves por COVID es muy baja, pero no negamos que existan. Estos casos biológicos son un ejemplo de eso. Sin embargo, y lo más importante, es que estos estudios muestran que el problema de esas enfermedades no es el virus. ¡Es la proteína espiga! Y ¿qué es lo que hace la vacuna de ARN mensajero? ¡Producir esta proteína en nuestras células! Entonces, igual, puede que el riesgo sea bajo, pero es correcto inferir que si la proteína espiga causa estos daños, pues es posible que los cause cuando es producida por la vacuna.

Respuestas autoinmunes

Aquí está el texto reescrito para que suene más profesional en español:

Antes de mencionar los estudios pertinentes, es preciso analizar la lógica detrás de la posible respuesta autoinmune a las vacunas:

  • Existen diversos tipos de anticuerpos, pero para fines de esta disertación podemos clasificarlos en dos categorías principales: los de secreción, como las Inmunoglobulinas A secretoras (IgA secretora), y los de circulación sistémica, tales como las Inmunoglobulinas G y A circulantes (IgG e IgA circulantes). Los primeros son secretados por linfocitos a través y sobre las superficies de las membranas mucosas. Estos anticuerpos se encargan de combatir los virus de transmisión aérea. Los segundos, presentes en el torrente sanguíneo, nos protegen contra patógenos que se diseminan por vía sistémica.

  • La infección por coronavirus se localiza principalmente en el tracto respiratorio.

  • Las vacunas de ARN mensajero generan anticuerpos circulantes en el torrente sanguíneo, no de secreción en el tracto respiratorio.

  • Se ha evidenciado que la producción de la proteína espiga viral inducida por la vacuna en nuestras células no se circunscribe al sitio de inoculación, sino que ocurre en diversos lugares del cuerpo, lo cual no era un efecto esperado.

  • La vacuna induce que nuestras propias células, incluso las presentes en órganos vitales, expresen el antígeno viral (la proteína espiga) para que sea atacado por nuestro sistema inmunológico. Este proceso puede darse en cualquier órgano. El corazón es uno de los que parece presentar afecciones relacionadas, por lo que se cree que la vacuna podría representar un problema.

  • Sin embargo, no existe evidencia sólida que demuestre tal relación. ¿Entonces qué tipo de evidencia existe?

Por un lado, hay una gran cantidad de estudios de casos y series de casos en los que se presentan diversos tipos de reacciones adversas severas a la vacuna. Si bien, como hemos mencionado, estos estudios no son suficientes para extraer conclusiones definitivas, es importante señalar que: [1] son numerosos, [2] están relacionados con diferentes órganos, especialmente el corazón y los riñones, y [3] al haber tantos estudios que reportan estos eventos, no se pueden tomar medidas políticas demasiado agresivas sin un análisis minucioso.

Por otro lado, ya existen revisiones sistemáticas de dichos estudios de casos o de serie de casos. Por ejemplo, un estudio publicado en la revista indexada Immunology concluye:

Aunque la información relacionada con el riesgo de enfermedad autoinmune como consecuencia de la vacunación es controversial, nosotros simplemente proponemos nuestra comprensión actual de las manifestaciones autoinmunes asociadas con la vacuna COVID-19. [Concluímos que] la evidencia emergente ha indicado que la nueva aparición de manifestaciones autoinmunes que incluyen VITT, enfermedades hepáticas autoinmunes, GBS y nefropatía por IgA parece estar asociada con las vacunas COVID-19 (Chen et al. 2022).

Otro estudio parecido publicado en la revista Vaccines concluye algo muy parecido pero solo analizan reacciones autoinmunes pero relacionadas con los riñones. Dice:

Esta revisión sistemática proporciona información sobre la relación entre varias patologías renales que pueden haber seguido a la vacunación contra la COVID-19… Es interesante señalar que, según nuestra revisión, la mayoría de los casos de Enfermedad de Cambio Mínimo (Minimal change disease, MCD ) se informaron después de la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19, mientras que la mayoría de los casos de nefropatía por anticuerpos IgA se informaron después de la segunda dosis de la vacuna. Además, la mediana del tiempo de aparición de los síntomas en los casos de nefropatía por IgA (1 día) fue mucho más breve que en la MCD (7 días) (Wu, Kalra, y Chinnadurai 2021).

Riesgo de miocarditis y otros problemas cardiacos

La CDC reconoce que después de la vacuna, especialmente la segunda dosis, se han presentado casos de miocarditis (CDC 2021).
Otro estudio, usando los mismos datos de VAERS reconocidos por las CDC, estima que el riesgo de EA cardiacos son de 2.6 a 4.3 más que aquellos a los que les dio COVID (Høeg et al. 2022).
Pero es justo decir que otro estudio, usando otros datos diferentes, encuentra que la el número de casos de miocarditis por millón después de COVID es más alto que el número que reporta el estudio que acabamos de mencionar (Singer, Taub, y Kaelber 2022)… Entonces, los datos no son concluyentes.

Otro tipo de efectos adversos

Autopsias

El tema de las autopsias es complicado porque no son estudios científicos robustos y sus conclusiones tienen que ser analizadas cuidadosamente. Sin embargo, vale la pena mencionar este tipo de evidencia porque contribuye mucho a nuestro entendimiento de los EA…. Recuerden que estamos usando un enfoque acumulativo en el que usamos toda la evidencia disponible y la ponderamos según su credibilidad y poder explicativo para poder concluir conservativamente, pero lo más precisamente posible.

Algunos reportes de autopsias de personas que murieron después de ser vacunadas encontraron que órganos como el corazón, los pulmones, la glándula de la tiroides, las glándulas salivales y el cerebro habían sido afectadas, y todos de la misma forma.
1. Una excesiva acumulación de células T en la sección perivascular.
2. Inflamación de vasos sanguíneos caracterizados por una abundancia de linfocitos T y células endoteliales muertas 3. Masiva infiltración linfocítica de órganos o tejidos no linfáticos con células T.
Esta infiltración linfocítica ocurría ocasionalmente en combinación con una intensa activación linfocítica y formación de folículos. Cuando estos estaban presentes, generalmente iban acompañados de destrucción de tejido. Según los expertos, esta combinación de patología multifocal dominada por linfocitos T refleja claramente un proceso autoinmune que no tiene precedentes. Siendo la vacunación el único denominador común de todos los casos, es probable que haya sido el detonante de la muerte de estas personas.

Estos resultados fueron inicialmente reportados por el patólogo alemán, Peter Schirmacher, y ya ha sido reportado en otros estudios también. Por ejemplo, el simposio Doctors for COVID Ethics de Diciembre de 2021, los doctores Sucharit Bhakdi and Arne Burkhardt reportaron también reportaron lo mismo (Sucharit Bhakdi y Arne Burkhardt 2021).

¿Qué nivel de certeza tenemos?

Es importante comprender que rara vez se puede alcanzar la certeza absoluta sobre cualquier tema. Debemos tener claras las diferencias entre tres conceptos fundamentales: posible, plausible y probable.

Algo es posible si tiene la capacidad de ser verdadero, es decir, si se encuentra dentro de los límites de la realidad y no contradice las leyes de la lógica.

Una idea es plausible cuando es lógicamente consistente y existen razones para creer que es cierta. Una idea A es más plausible que una idea B si las razones que la respaldan son mejores o más sólidas.

Algo es probable (en un sentido cualitativo) cuando, después de evaluar las posibilidades disponibles (plausibles o no), es la opción que tiene mayor verosimilitud o credibilidad.

Existen cinco niveles de plausibilidad:

Improbable, aunque posible Igual de probable que improbable Más probable que improbable Más allá de cualquier duda razonable Más allá de cualquier duda (certeza)

Como sabrán, después de nuestra investigación, concluimos que es más probable que improbable que las vacunas sean más inseguras de lo que dicen los medios de comunicación y las autoridades públicas. Sin embargo, no podemos afirmar esto con certeza absoluta, ya que siempre existe un grado de incertidumbre.

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Referencias

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