T02-E09. ¿Qué podemos hacer los padres de familia?
Cómo navegar el tema de las vacunas en la familia, en la sociedad y con los pediatras.
1 A nivel familiar
1.1 Investigar la prevalencia de cada enfermedad donde vives
Hay personas que viven en lugar donde hay más tosferina y otros donde hay fiebre amarilla. No tiene sentido ponerse una vacuna que previene una enfermedad de baja incidencia. Por ejemplo, el último caso reportado de polio en USA fue en 1979. ¿Vale la pena entonces ponerse vacunas que protegen contra enfermedades que no tienen incidencia donde vives?
1.2 Investigar la cobertura de salud donde vives
Si vives en zonas rurales, con poco acceso a buen tratamiento médico, es evidente que contraer una de estas enfermedades puede llegar a complicarse por falta de tratamiento. Por ejemplo, la difteria puede ser mortal si no hay los antibióticos adecuados disponibles. Necesitas saber qué tratamiento existe para cada una de las enfermedades contra las que se vacuna, y si ese tratamiento está disponible en tu sistema de salud.
1.3 Evaluar el riesgo de cada enfermedad
Enfermedades como la varicela, la rubeola, las paperas y aún el sarampión, son molestas, pero la probabilidad de que compliquen es muy baja. Esto es asumiendo por supuesto que tu hijo es sano, come bien, tiene una nutrición balanceada con acceso a todas las vitaminas y minerales que necesita, así como acceso a agua potable. Estas enfermedades no son graves y dejan a tu hijo/a con inmunidad de por vida!
Otras enfermedades como la meningitis o la difteria merecen un análisis de riesgos y plan de acción más profundos y detallados, dado que son enfermedades que de complicarse, son peligrosas. Eso no quiere decir que uno no pueda evaluar los riesgos y elegir aquellos con los que se sienta mas a gusto (riesgos de las vacunas vs. riesgos de la enfermedad y acceso a tratamiento)
A menos que no quieras o puedas cuidar los síntomas de la enfermedad de tu hijo por una semana, vacunarse es una opción. Pero contraer la enfermedad de forma natural no solo trae inmunidad de por vida, sino que expones a tu hijo a menos contaminación. Eso si, tanto tú como tu hijo la van a pasar mal por un par de semanas.
1.4 Fortalecer el sistema inmune del niño/niña
Esto, creo yo, es lo más importante que los padres podemos hacer por nuestros hijos. Es lo que toma mayor esfuerzo porque es un trabajo diario y trae consigo un montón de costos que uno no se imagina, pero creemos que vale la pena hacerlo para darles buena salud.
1.5 Lactancia materna y parto vaginal
La leche materna le provee a los bebes los anticuerpos de la madre, hasta que el bebe empieza a desarrollar los suyos propios. La protección contra enfermedades infantiles es muchísimo mayor si los niños son alimentados exclusivamente con leche materna los primeros 6 meses de vida. El parto vaginal hace que el bebe adquiera ciertas bacterias benéficas en su piel e intestinos en el momento del parto. Estas bacterias también le protegen contra enfermedades sus primeros meses de vida.
1.6 Evita el azúcar
Las harinas procesadas (blancas), el azúcar (en todas sus formas excepto en la fruta cuando se consume en su totalidad), y la comida de paquete son perjudiciales para la salud. Nos llenan de exceso de azúcar, y para el caso de los empaquetados, también de “trans fats” o grasas hidrogenadas. Cualquier comida empaquetada que no necesite nevera (chitos, galletas, chocorramo, doritos, maizitos, papas, ponques ramo) para conservarse por largos periodos de tiempo, muy probablemente tiene grasas hidrogenadas. Estas son las que le dan a estos productos las largas vidas en la góndola. Puede que sea muy difícil cortar con estos alimentos del todo, pero sí podemos por lo menos disminuirlos al máximo.
1.7 Comer saludable: Orgánico + muchos vegetales + buenas grasas
Procura comprar orgánico. Especialmente los frutos rojos y verduras de hoja verde como la espinaca. Lo que tiene cascara o piel dura no tiene que ser orgánico (Bananos, aguacate, granadilla). Comer buenas grasas como el aceite de oliva (extra virgen si se puede), mantequilla clarificada, aceite de coco o aceite de aguacate. Son costosos pero valen la pena. Evitar las grasas polinsaturadas como los aceites vegetales (girasol, soya, etc) Eliminar, por completo las margarinas y otras grasas hidrogenadas (grasas trans) Comer, muchos, muchos, muchos vegetales, Todos los días.
1.8 Dormir bien
Si los niños no duermen bien, no van a tener un sistema inmune fuerte. Ir a la cama temprano
1.9 Salud emocional
Si un niño tiene una familia estable, su salud va a estar mucho mejor. Si los padres están tranquilos y no están preocupados, los niños también lo estarán.
1.10 Jugar afuera: Déjelos ensuciar
La pantalla no sólo le hace un daño irremediable a la capacidad de los niños para desarrollar su imaginación y una buena comprensión de lectura, sino que los vuelve sedentarios, y con ello, mas propensos a tener una mala salud y un sistema inmune débil.
1.11 La sed se quita con agua, no con jugo ni con leche
Deles abundante agua en el día a sus hijos. Los jugos para niños no son más que anilinas con una cantidad de azúcar que nadie, ni un adulto, debería tomarse en una sola sentada. Y no te dejes engañar por la palabra “Natural” en el empaque; porque en el mejor de los casos, lo que te están vendiendo es el jugo de la fruta ya procesado y desprovisto de toda su fibra. Sin la fibra, la fruta es pura azúcar también.
1.12 Evitar medicamentos cuando no son realmente necesarios
Los padres solemos dar a los niños antibióticos y/o medicina para el dolor o la fiebre en cada oportunidad que los niños se enferman. Aun cuando sus síntomas son muy leves. Y resulta que este exceso de medicamentos tiene dos problemas: 1. Es muy perjudicial para su flora intestinal en el caso de los antibióticos, y 2. No deja al cuerpo pelear con el antígeno (virus o bacteria) y crear las defensas con eficiencia. La fiebre existe por una razón, para matar con temperatura a los gérmenes. Cuando interrumpimos una fiebre no muy caliente (menor a 103F o 39C), alentamos la recuperación del niño y “aguamos” por decir de alguna manera, la creación de las defensas. Nosotros por lo menos dejamos los medicamentos para casos en los que vemos que verdaderamente se necesitan. Hay que ejercer criterio acá.
3 Con el pediatra
Ir preparados. Esto significa saber al derecho y al revés lo siguiente:
- La agenda de vacunación de tu país
- Cada una de las enfermedades contra las que se vacuna en tu país. Tienes que saber distinguir entre las infecciosas y las no infecciosas, para que puedas refutar bien el argumento de “inmunidad de rebaño” o “inmunidad colectiva” (escucha el episodio 7 de este podcast)
- Qué tratamiento existe para cada una de las enfermedades contra las que se vacuna, y si ese tratamiento está disponible en tu sistema de salud.
- Las edades a las que se aplica cada vacuna, y cada refuerzo.
- Qué marcas de vacunas hay disponibles en tu país (para que puedas ir a leer la lista de ingredientes)
- Cuáles son obligatorias para el jardín/colegio y cuáles no.
- Qué vacunas de las que tienes acceso vienen en combo (3 o más virus en 1) y cuales se administran individualmente (para propósitos de espaciar la aplicación)
Intenta, dentro de lo posible, ver un pediatra funcional. Son mucho más sensatos en cuanto al tema de la vacunación.
Recuerda que tu objetivo es que el pediatra esté de acuerdo con la decisión de vacunación que tomes y te siga atendiendo al niño. Independientemente de que la decision sea vacunar, no vacunar, vacunar a una velocidad más lenta, poner solo algunas vacunas, o no aplicar tantos refuerzos.
Cuando presentes tu decisión al pediatra y recibas oposición, haz preguntas y pídele los recursos en los que él/ella se basa para decirte que las vacunas son seguras. Muy probablemente el pediatra no te va a tener la respuesta. Háblale de los ingredientes tóxicos que cubrimos en el episodio 8 (por ejemplo el aluminio):
-- Madre: ¿Esta vacuna tiene aluminio? -- Pediatra: Si tiene -- Madre: ¿El aluminio es seguro? -- Pediatra: Si lo es. -- Madre: ¿Me puede indicar por qué está tan seguro de que el aluminio es seguro? -- Pediatra: Por lo estudios que se han hecho. -- Madre: Que bueno, ¿Usted me podría enviar alguno de esos estudios? Tengo un conocido que es científico y él me ayudaría a entender los estudios que me mande. -- Pediatra: ¿No me cree? Yo no tengo tiempo para mandarle los estudios. -- Madre: Lo entiendo. Por favor discúlpeme, no quiero desconfiar de usted. le pido que por favor me entienda. El tema de las vacunas es controversial y todavía nadie me ha mostrado que efectivamente son seguras. yo quiero estar segura de que lo son. Necesito los estudios para estar segura. -- Pediatra: Toda la controversia son puras teorías de la conspiración. No se deje engañar. -- Madre: Lo entiendo. Y por eso mismo, yo quiero conocer los estudios para poder hablar con la misma seguridad que usted lo hace. Solo le pido que me entienda a mí también. Me da temor vacunar a mis hijos, y todavía nadie me ha demostrado que las vacunas son seguras. -- Pediatra: Mire. No tenga temor de las vacunas. Yo vacuno cientos de niños todas las semanas y todos están bien. Cuando lo padres se quejan de que sus hijos presentan alguna enfermedad autoinmune, lo más seguro es que la hayan adquirido por otra cosa o que sea un problema genético. La gente quiere encontrar un culpable y decidieron que fueran las vacunas, pero no se deja engañar. -- Madre: Osea, ¿ud me está asegurando que ninguna de las vacunas puede causar ninguno de los problemas neurológicos o autoinmunes que vemos hoy en día? -- Pediatra: Puede que si, pero la probabilidad es muy baja. 1 en un millón. -- Madre: y ese número de dónde salió? me podrías remitir al estudio? -- Pediatra: No lo tengo conmigo, pero le aseguro que la probabilidad es muy baja. -- Madre: ¿Cuál probabilidad es baja? ¿La probabilidad de que adquiera un problema neurológico específico o una enfermedad autoinmune específica? -- Pediatra: La probabilidad de que la vacuna la haga daño a su hijo es muy baja. -- Madre: ¿Qué tan baja? y ¿cómo se compara esa probabilidad a la probabilidad de enfermarse de alguna de las enfermedades que la vacuna intenta prevenir?
Entiende el punto de vista del pediatra
- El pediatra SIEMPRE conoce un caso (o el caso de algún colega) de un niño que se complico con la enfermedad X. Cualquier enfermedad se puede complicar. Hasta la gripe se puede complicar. Por eso existe la vacuna contra el flu.
- El pediatra no es inmunólogo ni diseñador de vacunas. El confía en los cuerpos gubernamentales que le dan luz verde a las vacunas para salir al mercado, y por eso no cuestionan su seguridad.
- Hay incentivos financieros para la aplicación de algunas vacunas. Al no dudar de su seguridad y estar incentivado financieramente a aplicarlas, ¿por qué el pediatra no habría de insistir?
- Dale la tranquilidad de que en caso de que tu hijo adquiera una de estas enfermedades infecciosas, lo vas a guardar y cuidar como corresponde para que no enferme a otros.
- Demuéstrale al pediatra que conoces los riesgos de cada enfermedad y que prefieres los riesgos de X enfermedad a los riesgos de la vacuna (si es que es tu decisión no aplicarla).
4 El colegio
Acá nos gustaría tener mejores noticias. Pero a menos que tu país, o estado (si estas en Estados Unidos), tenga algún tipo de excepción filosófica o religiosa (ver tema de ADN humano en episodio 8) a la que puedas apelar para poder acceder a educación pública o privada con un niño que no tiene todas las vacunas obligatorias, el tema del colegio se complica. La opción que te queda hasta que modifiquen las leyes, es educar en casa. Que no es para nada una mala opción si uno de los padres de familia se puede dedicar a ello. Pero ese es tema de otra temporada.