T02-E07. Inmunidad de Rebaño
El papel de las vacunas en la busqueda de la inmunidad colectiva
1 Introducción
En salud pública, una consideración significativa es encontrar un equilibrio entre los beneficios esperados de una medida y la posible infracción de la libertad individual. Otro factor crucial es entender cómo nuestras acciones pueden impactar la salud de los demás.
Si las vacunas pudieran proporcionar protección no sólo a los vacunados sino también a los no vacunados, el concepto de vacunación obligatoria para el bien común podría parecer menos escandaloso, a pesar de que limita la libertad personal.
Actualmente, las autoridades sanitarias globales operan bajo la suposición de que las vacunas crean inmunidad de rebaño. Basándose en esto, argumentan que la gestión y promoción gubernamental de la vacunación está en el interés público y es moralmente justificada.
Dado que los beneficios de la vacunación se extienden a la sociedad en su conjunto, más allá de los individuos vacunados, sostienen que no es irrazonable priorizar el interés público sobre los derechos individuales. Por lo tanto, proponen que la vacunación debiese ser obligatoria.
Puntos principales:
- Beneficio público vs. libertad individual: En salud pública, hay que buscar un equilibrio entre ambos.
- Impacto de las acciones individuales: Nuestras decisiones pueden afectar la salud de los demás.
- Inmunidad colectiva: Justifica la vacunación obligatoria según las autoridades sanitarias.
- Beneficio social: La protección de la comunidad podría prevalecer sobre los derechos individuales.
2 ¿Qué es inmunidad de rebaño?
Para hablar de inmunidad de rebaño primero tenemos que hablar de inmunidad:
2.1 ¿qué es inmunidad?
La inmunidad tiene dos significados principales:
- (a) Protección contra la enfermedad: Es decir, la capacidad de resistir los efectos dañinos de un patógeno, evitando la aparición de síntomas de la enfermedad.
- (b) Protección contra la infección: Esto significa que el cuerpo impide que el patógeno (agente causante de la enfermedad) se establezca y se reproduzca dentro de él. Este tipo de inmunidad es mejor o ‘más alto’ que el anterior, dado que en este, el patógeno ni siquiera logra entrar.
Ahora, imaginemos a dos personas: Pedro y Juan. Pedro se infecta con un patógeno pero no presenta síntomas. Sin embargo, como porta el patógeno, puede contagiar a otros. Juan, por otro lado, tiene exposición al mismo patógeno, pero su sistema inmune lo neutraliza. Esto significa que:
- Pedro: Está protegido de enfermarse, pero no de infectar a otros.
- Juan: Está protegido de enfermarse y también de infectar a otros, ya que el patógeno no se replica en su cuerpo.
2.2 ¿Qué es inmunidad colectiva?
En este sentido, Juan contribuye a frenar la transmisión de la enfermedad. Cuanto mayor sea la proporción de personas como Juan en una población (inmunes a la infección), más difícil será que el patógeno se propague. Este fenómeno se conoce como inmunidad colectiva o de rebaño
La inmunidad colectiva actúa como un escudo:
- A nivel individual: Cada persona protegida previene su propia enfermedad y evita transmitir el patógeno a otros.
- A nivel poblacional: Una alta proporción de individuos inmunes dificulta la transmisión generalizada de la enfermedad, protegiendo incluso a aquellos que aún no tienen inmunidad individual.
La inmunidad no solo nos protege a nosotros mismos, sino que también juega un papel fundamental en la salud colectiva. Al comprender sus distintas formas y la importancia de la inmunidad colectiva, podemos contribuir a una sociedad más sana y protegida.
2.3 Inmunidad natural
La inmunidad natural es la capacidad del cuerpo para resistir y combatir infecciones sin la ayuda de intervenciones médicas externas. Se desarrolla a través de la exposición a patógenos (agentes infecciosos) y la respuesta del sistema inmunológico.
2.3.1 ¿Cómo se adquiere la inmunidad natural?
- La inmunidad natural a una enfermedad o infección puede desarrollarse a través de la exposición al agente causante de la misma, o en el caso específico de los bebés, a través de los anticuerpos maternos recibidos durante el embarazo y la lactancia.
- Sin embargo, la inmunidad natural no puede por sí sola erradicar las enfermedades. Incluso cuando las personas que se enferman (o se exponen al patógeno) adquieren inmunidad de por vida contra la enfermedad y la infección.
- ¿Por qué no? porque nacen continuamente nuevos niños que aumentan la población de individuos susceptibles. Estas personas sin inmunidad pueden exponerse al patógeno en algún momento de su vida e infectarse (y posiblemente enfermarse).
2.3.2 ¿Cómo era antes de las vacunas?
- En el período anterior a la introducción de sus respectivas vacunas, estas enfermedades se caracterizaban por grandes brotes cada pocos años, seguidos de varios años de relativa calma. En esos años de baja actividad de la enfermedad, la población de niños sin inmunidad aumentaba gradualmente, hasta que en algún momento se desequilibraba la balanza y se producía una ola epidémica, en la que se infectaba la mayoría de los niños que aún no habían padecido la enfermedad.
2.4 El dilema moral.
El concepto de inmunidad colectiva es casi el único pilar que sostiene la idea de que, bajo ciertas circunstancias, es aceptable obligar a las personas a vacunarse (o a vacunar a sus hijos).
Pero incluso si este concepto pareciera justificar moralmente la vacunación obligatoria, a pesar de entrar en conflicto directo con el principio de libertad individual, ¿existe suficiente evidencia científica que respalde tal medida?
Una intervención tan invasiva, con consecuencias tanto para individuos como para la sociedad, debiese contar con un respaldo científico sólido e innegable. Sin embargo, el tema de las vacunas es más complejo que, por ejemplo, la prohibición de fumar en público, cuyos beneficios para la salud física son universalmente reconocidos y carecen de riesgos (nadie ha sufrido daños graves por no fumar).
Si bien algunas vacunas tienen un historial probado en la reducción de enfermedades, también presentan efectos secundarios, a veces graves, que deben ser considerados en cualquier análisis de costo-beneficio.
Por ello, es fundamental comparar los beneficios de las vacunas (reducción de las enfermedades infecciosas y de días de trabajo perdidos cuidando niños enfermos) con sus costos directos (precio de las vacunas y su distribución) e indirectos (efectos secundarios y todo lo que estos pueden acarrear).
O sea, Para imponer la vacunación masiva, las autoridades deben garantizar dos cosas: 1) Que las vacunas sean COMPLETAMENTE seguras y 2) Que la vacunación efectivamente proteja a la sociedad. Sólo un análisis detallado y exhaustivo puede brindar una base sólida para afirmar que los beneficios individuales y sociales de las vacunas superan sus riesgos. Desafortunadamente, este análisis nunca se ha realizado.
Por ejemplo, un ensayo mostró que la vacuna Prevnar era efectiva en prevenir la enfermedad neumocócica invasiva, pero también que casi 1.200 bebés vacunados tuvieron que ir a urgencias y más de 500 requirieron hospitalización (Black et al. 2000, 5), («Prevnar.Pdf» s. f.).
Además, existe escasez de datos fiables sobre los efectos secundarios a largo plazo de las vacunas. Como se discutió anteriormente, la incidencia de enfermedades crónicas en niños ha aumentado constantemente desde mediados del siglo XX, especialmente después de la mitad de la década de los 80s, a la par con el incremento del uso de vacunas y de sus múltiples refuerzos. Desafortunadamente se desconoce el impacto que las vacunas puedan tener en este aumento, ya que nunca se ha estudiado adecuadamente su efecto en las enfermedades crónicas (y la salud general) de los niños. Las autoridades sanitarias no realizan, o más precisamente, se niegan a realizar, los estudios necesarios para responder a esta pregunta crucial.
Ok. Entonces. Ya en los episodios pasados nos dimos cuenta de que NO TENEMOS la evidencia científica para asegurar que las vacunas son seguras (hasta el momento, no hemos afirmado que son inseguras). Ahora, suponiendo que las vacunas son súper seguras ¿tenemos evidencia científica que demuestra que las vacunas producen inmunidad colectiva? Para eso hay que evaluar cada vacuna por separado, y hay que tener dos cosas en cuenta:
- Para alcanzar esa supuesta inmunidad de rebaño, cada vacuna debe alcanzar un umbral de vacunación mínimo. Es decir, una proporción específica de la población debe ser vacunada para alcanzar la inmunidad:
- No basta con vacunar a unos pocos y tampoco es necesario vacunar a todo el mundo.
- Ese umbral es teórico y las estimaciones para algunas vacunas varía entre 50% y 90%.
- Se tiene que evaluar no sólo que las personas no se enfermen, sino que no carguen con el patógeno y/o que no lo puedan transmitir a otros.
El libro de texto académico “Vacunas” de Plotkin 2013 (DSc et al. 2017) explica un punto clave:
“Si una vacuna sólo protegiera contra la enfermedad, pero no contra la infección, no tendría influencia en la transmisión de la infección en la comunidad y no habría protección indirecta (la vacunación de una persona no afectaría a las demás). Sería posible reducir la enfermedad con una vacuna así, pero no erradicar la infección.”
Recordemos que algunas vacunas sólo protegen contra la enfermedad y no contra el contagio a otros: A continuacion veremos la información que hay en cuanto a si la cada vacuna provee vstas vacunas no evitan que el patógeno ingrese al cuerpo, pero sí que éste enferme a la persona. La persona podría infectarse y transmitir el patógeno sin presentar síntomas.
3 Inmunidad de rebaño en cada enfermedads
3.1 Tétano
El tétano solía ser común entre los soldados heridos en los campos de batalla, a menudo llenos de excrementos de caballo, debido a las esporas bacterianas presentes en el suelo. Sin embargo, a principios del siglo XX, la incidencia de esta enfermedad comenzó a disminuir drásticamente en los países industrializados.
En Estados Unidos, la tasa de morbilidad por tétano ya era bastante baja en 1947 (un año antes de que la vacuna se generalizara), con solo 0.39 casos por cada 100,000 habitantes (DSc et al. 2017, 752-54).
Es importante destacar que la vacuna contra el tétano no bloquea directamente la entrada de la bacteria o sus esporas al cuerpo. En cambio, se enfoca en un aspecto clave: la toxina mortal que produce la bacteria. La vacuna estimula la producción de anticuerpos que neutralizan esta toxina en el torrente sanguíneo, evitando que cause los síntomas debilitantes y potencialmente fatales del tétano.
Entonces, dado que la bacteria no vive en el cuerpo humano y dado que la vacuna no previene la infección sino solo neutraliza la toxina de la bacteria, esta vacuna no aporta en nada a la inmunidad colectiva. Porque no hay transmisión de persona a persona.
Conclusión para propósitos de inmunidad de rebaño: Esta vacuna aporta cero a la inmunidad de rebaño.
3.2 Polio
Los investigadores son incapaces de proporcionar una explicación basada en evidencia para la desaparición del poliovirus de los EE. UU. en 1970, a pesar de que la tasa de vacunación con OPV solo era del 65% en niños y mucho menor en adultos. Y eso es tema para otra ocasión. El punto es que hay dos tipos de vacunas: la de SALK y la de Sabin.
La vacuna inactiva de Salk previene la parálisis por polio estimulando anticuerpos que impiden que el virus viaje a través del torrente sanguíneo al sistema nervioso. Pero la vacuna no detiene la transmisión del poliovirus. (Horstmann 1963).
Por lo tanto, la vacuna Salk, por diseño, no puede conferir protección contra el contagio y, por lo tanto, no puede prevenir la diseminación del poliovirus en la población. ¿Cómo, entonces, desapareció el poliovirus de los países que solo usaban la vacuna Salk? Los expertos en polio no tienen respuestas convincentes a esta pregunta.
Con respecto a la vacuna Salk (IPV), la Organización Mundial de la Salud afirma que es incapaz de producir una inmunidad colectiva sustancial. Un documento oficial de la OMS declara que la vacuna: > “Sólo induce una inmunidad de muy bajo nivel al poliovirus dentro del intestino. Como resultado, sólo reduce marginalmente la propagación del poliovirus salvaje. En una persona inmunizada con IPV, el virus salvaje aún puede multiplicarse dentro de los intestinos y eliminarse en las heces. Debido a esto, la IPV no podría usarse para erradicar la polio”. («WHO 1997 THE BEGINNING OF THE END.Pdf» s. f., 20)
El consenso científico sostiene que la vacuna Sabin (OPV), sin embargo, sí previene la infección con el virus y es una barrera para la propagación del poliovirus en la población. (Polio oral). Pero esta vacuna, que sí puede influir en la inmunidad colectiva según la OMS, no se usa en los países de América del Norte o Europa occidental desde hace más de diez años porque es una vacuna efectiva pero peligrosa. Ha causa polio en muchas personas y otros daños. Los países desarrollados no parecen ver la necesidad de prevenir la transmisión del poliovirus en el siglo XXI (nótese su ausencia en https://archive.is/AVUQN) y se contentan con la protección personal que brinda la vacuna Salk.
Entonces, para un país en el que no hay polio y en el que se usa una vacuna que no previene la infección, la vacunación no agrega nada a la inmunidad colectiva.
Conclusión para propósitos de inmunidad de rebaño: Otra vacuna que aporta cero a la inmunidad de rebaño.
3.3 Tosferina (o Pertusis)
Falta de estudios sobre la efectividad de la vacuna:
- Pese a décadas de uso, nunca se estudió cómo la vacuna previene la bacteria Bordetella pertussis. No existen experimentos que comprueben su capacidad para prevenir la infección humana ni la transmisión entre personas. Solo se sabe que la vacuna reduce la sintomatología.
Supuestos sin base científica:
- Aunque carece de evidencia, la comunidad médica siempre asumió que la vacuna genera inmunidad colectiva y podría erradicar la tosferina.
Estudios en animales revelan falencias:
- En un experimento con babuinos (Warfel, Zimmerman, y Merkel 2014), los vacunados con la versión actual no presentaron síntomas, similar a los sanos o vacunados con versiones anteriores. Sin embargo:
- Todos los vacunados portaron la bacteria por semanas (30 días), pudiendo infectar a otros (incluso más tiempo que los no vacunados, 35 días).
- Babuinos vacunados transmitieron la bacteria a otros babuinos no contagiados previamente.
- En contraste, babuinos con tosferina previa no se reinfectaron ni contagiaron a otros.
- Dos babuinos vacunados con la vacuna actual (grupo A) fueron expuestos a la bacteria de la tosferina y colocados en jaulas separadas. Veinticuatro horas después, un babuino no vacunado que nunca había contraído la tosferina antes fue colocado en cada una de las jaulas. Varios días después, las pruebas indicaron que los babuinos “ingenuos” habían sido infectados con la bacteria por sus compañeros de jaula vacunados. Es decir, los vacunados igual transmitieron la enfermedad.
- Los babuinos del grupo D, que habían tenido tosferina en el pasado, fueron colocados en condiciones similares con resultados muy diferentes. No solo no se reinfectaron, tampoco infectaron a otros babuinos colocados en sus jaulas. Es decir, la inmunidad natural los protegió tanto de infectarse como de transmitir la bacteria.
- Un babuino no vacunado fue infectado con la bacteria de la tosferina y luego colocado en una jaula con un babuino no vacunado y dos babuinos vacunados con DTaP (vacuna actual). Todos los animales terminaron infectados con la bacteria. “[L]a conclusión clave de este estudio”, concluyen los investigadores, “[es que las vacunas acelulares contra la tosferina] no previenen la infección o transmisión de [la bacteria]”.
- Los autores del estudio concluyen lo siguiente:
“Para proteger a los miembros más vulnerables de la población y lograr una inmunidad de rebaño óptima, será necesario desarrollar una estrategia de vacunación que bloquee efectivamente la infección y transmisión de la tosferina”. O, en términos más concretos, “[esto] requerirá el desarrollo de mejores vacunas”. (Warfel, Zimmerman, y Merkel 2014, 1)
La vacuna actual no previene la infección ni la transmisión:
- Por tanto, no genera inmunidad colectiva.
- Expertos afirman que se necesitan nuevas vacunas.
Estudios previos sugerían lo mismo. Ver (Long, Welkon, y Clark 1990) y (Cherry et al. 2004):
- Investigaciones pasadas indicaban que la vacuna no lograba inmunidad colectiva y la enfermedad natural otorgaba mayor protección individual.
- Se observó que los intervalos entre brotes no cambiaban significativamente tras la introducción de la vacuna, sugiriendo que reduce la gravedad de los síntomas pero no impide el contagio.
- Casos documentados mostraban individuos vacunados infectados y contagiosos sin presentar síntomas (portadores asintomáticos).
Estudios posteriores confirman las falencias (Smallridge et al. 2014):
- Experimentos con ratones replicaron los resultados con babuinos.
- Las características de la vacuna acelular podrían explicar el resurgimiento de la bacteria:
- No protege del contagio, solo reduce la gravedad de los síntomas.
- No impide la transmisión de la bacteria.
Consecuencias de un mito sostenido:
- Desde los años 60, científicos y autoridades basaron erróneamente las guías de vacunación en la falsa creencia de inmunidad colectiva.
- La nueva vacuna (acellular) se desarrolló en los 80s con altos recursos y tecnología sofisticada. Ninguna de las nueve vacunas aprobadas hasta ahora se evaluó en cuanto a su capacidad para prevenir la propagación de la bacteria.
Recomendaciones cuestionables:
- Ejemplo: el método “cocooning” recomienda vacunar a familiares cercanos de recién nacidos para protegerlos.
- Estudios demuestran que este método es poco efectivo para reducir la tosferina en los bebés, e incluso podría aumentar su riesgo de infección porque los vacunados son potenciales portadores.
Falta de transparencia:
- Las autoridades sanitarias aún no informan al público que la ciencia moderna revela la incapacidad de la vacuna para generar inmunidad colectiva (Gill, Rohani, y Thea 2017), y siguen recomendando el “cocooning” pese a la evidencia científica que muestra que este no funciona.
Conclusión para propósitos de inmunidad de rebaño:
La vacuna actual contra la tosferina, no previene la infección o transmisión de la bacteria, sólo atenúa los síntomas de la enfermedad, por lo tanto no confiere inmunidad de rebaño.
3.4 Difteria
Sólo las cepas que secretan toxina causan el síntoma clásico de la membrana gruesa en la garganta, una condición peligrosa que puede llevar a la muerte. Incluso estas cepas no pueden secretar la toxina si los pacientes tienen altas reservas de hierro (DSc et al. 2017, 155). Es decir, la deficiencia de hierro aumenta los riesgos de la enfermedad. Las cepas sin toxina causan síntomas más leves («Dip.Pdf» s. f., 75).
Al igual que la vacuna contra el tétano, la vacuna contra la difteria no protege contra la infección con la bacteria, sino contra la toxina que puede secretar. La toxina se debilita con formaldehído durante el proceso de producción de la vacuna. El toxoide resultante ya no es dañino, pero cuando se inyecta (con un adyuvante de aluminio para aumentar su efecto) hace que el sistema inmune humano genere anticuerpos que protegen contra la exposición futura a la toxina. («Dip.Pdf» s. f., 81)
Hasta la década de 1970, se creía ampliamente que la vacuna contra la difteria protegía contra la enfermedad clínica pero no contra la infección, porque su acción se dirigía solo a la toxina secretada por la bacteria y no a la bacteria misma. Los pocos estudios que examinaron el tema a principios del siglo XX no encontraron ninguna diferencia en el riesgo de infección bacteriana entre los vacunados y los no vacunados. En los 70s se realizaron más estudios que confirmaron estos hallazgos. Ver (Miller et al. 1972), (Chen et al. 1985)
En uno de estos estudios, durante un brote en una escuela de la ciudad de Elgin, Texas, encontraron 104 portadores de difteria entre los 306 estudiantes y miembros del personal. Solo 15 de ellos contrajeron la enfermedad. Además, no se encontró ninguna diferencia en la proporción de portadores bacterianos entre los vacunados y los no vacunados (Miller et al. 1972, 77)
“Sin embargo”, añaden los autores, “se han descrito brotes de difteria en poblaciones con hasta un 94% de las personas previamente inmunizadas. Estos brotes, la conocida importancia de los portadores en la propagación de la difteria, y el demostrado fracaso del toxoide para prevenir el estado de portador nos llevan a concluir que el concepto de inmunidad colectiva no es aplicable en la prevención de la difteria.” (Miller et al. 1972, 79)
La difteria no se transmite solamente de persona a persona sino a través de lesiones en la piel o superficies infectadas. Así que además de lo ya mencionado, hay canales de transmisión que no son afectados por la vacunación, y ésta por lo tanto, no garantiza inmunidad de rebaño.
Conclusión para propósitos de inmunidad de rebaño:
- La falta de evidencia sólida cuestiona la afirmación de que la vacuna contra la difteria genera inmunidad colectiva.
- Se necesitan estudios rigurosos para establecer conclusiones y fundamentar políticas de salud pública.
La vacunación contra la difteria no previene la transmisión de la bacteria, sólo atenúa los síntomas de la enfermedad, por lo tanto a riesgo de sonar a disco rayado, no podemos concluir que confiere inmunidad de rebaño.
3.5 Infuenza
Protección temporal de la infección natural:
- Contraer gripe brinda protección contra el virus actual, pero no contra mutaciones futuras.
Diferencia con enfermedades infantiles:
- Los patógenos infantiles cambian poco, generando inmunidad duradera.
- El virus de la gripe muta constantemente, permitiendo contraerla varias veces en la vida.
Predicción e implementación de la vacuna:
- La dificultad de predecir las cepas circulantes reduce la efectividad de la vacuna.
- Cuando las cepas difieren notablemente, la efectividad de la vacuna puede ser nula, ya que estas se fabrican con la cepa de un momento del año, y se administran de 6 a 12 meses después, momento en el que la cepa ya pudo haber mutado.
Conclusión para propósitos de inmunidad de rebaño:
El virus de la gripe evoluciona rápidamente, haciendo que las vacunas sean de eficacia variable y planteando dudas sobre su capacidad para generar inmunidad colectiva.
3.6 Hepatitis A
Transmisión y efectos:
- El virus de la hepatitis A se transmite de persona a persona por vía fecal-oral.
- Infecta el hígado, causando inflamación y enfermedad potencial.
- A diferencia de la hepatitis B, no hay portadores crónicos. La infección genera inmunidad de por vida.
Impacto de la vacunación infantil:
- Se administra a niños con 2 años.
- En Estados Unidos, redujo la incidencia de 10 casos por cada 100.000 a menos de 1 caso por cada 100.000.
Riesgos y beneficios según la edad:
- Hasta el 90% de los menores de 5 años infectados no presentan síntomas, pero quedan inmunes de por vida.
- La enfermedad en niños suele ser leve, rara vez con ictericia y casi sin mortalidad.
- En adultos, casi todos enferman al infectarse por primera vez, la mayoría con ictericia y recuperación lenta. La mortalidad es baja, pero aumenta con la edad.
Infancia vs. Vacunación:
- La infección en la niñez provee de inmunidad de por vida, sin exponer al niño o niña al riesgo de la la vacuna.
- Vacunar niños beneficia principalmente a la población adulta, al reducir su riesgo de infectarse y enfermarse (si nunca les dio Hepatitis A en la niñez).
Niños como “escudos humanos”:
- Los niños actúan como protectores de sus padres, abuelos y adultos en general.
Conclusión para propósitos de inmunidad de rebaño:
La vacuna contra la hepatitis A genera inmunidad colectiva, pero principalmente al proteger a los adultos a través de la vacunación infantil. Esta estrategia plantea preguntas éticas y de costo-beneficio sobre la vacunación obligatoria en niños sin síntomas.
3.7 Hepatitis B
Transmisión y portadores:
- El virus se mantiene indefinidamente en un 5% de pacientes (“portadores crónicos”).
- La infección ocurre solo por exposición a fluidos corporales (sangre) o mucosas de un portador. El contacto superficial con saliva, lágrimas, sudor, orina o heces no transmite el virus.
Vías de contagio:
- Sexo, jeringas contaminadas, parto de madre portadora, contacto no sexual con fluidos corporales.
Prevalencia baja en Occidente:
- Menos del 2% de portadores crónicos están en el mundo occidental (menos del 1% en la mayoría de países).
- En Estados Unidos, solo el 0.3% de la población es portadora (menos de 1 en 300 personas).
Brotes poco frecuentes:
- La baja prevalencia y las condiciones limitadas de contagio hacen raras las hepatitis B naturales en países desarrollados.
- Grandes brotes suelen originarse en procedimientos médicos inapropiados, como vacunas contaminadas.
Efectividad de la vacuna:
- Protege contra la infección, ayuda a frenar la propagación y aparentemente genera inmunidad colectiva.
- La administran en el primer día de nacidos, sólo porque tienen la población cautiva en el hospital, no porque niños sin riesgo de infectarse la necesiten así de jóvenes.
Riesgos en niños de portadores:
- Uso descuidado de rasuradores o cepillos, o contacto sangre-herida podría transmitir el virus.
- El riesgo de convertirse en portador crónico es alta en menores de 1 año (90%), pero disminuye con la edad (30% en 1-4 años, 5% en adultos).
Falta de evidencia sobre necesidad de vacunación universal:
- No hay datos sobre el riesgo de contagio para niños sin contacto cercano con portadores.
- La CDC no cita estudios al recomendar la vacuna universal para recién nacidos.
Conclusión para propósitos de inmunidad de rebaño:
La vacuna previene la infección y genera inmunidad colectiva, pero es una inmunidad colectiva irrelevante para el 99% de niños sanos en Occidente, los cuales no pertenecen a grupos de riesgo (riesgo cercano a cero). Se necesitan estudios para evaluar la necesidad de vacunación universal y los posibles riesgos innecesarios.
3.8 Rotatvirus
Síntomas y diagnóstico:
- Diarrea, vómitos y fiebre en bebés.
- Deshidratación severa posible.
- Diagnóstico definitivo requiere pruebas de laboratorio.
- Afecta principalmente a menores de 2 años.
Contagio:
- Persona a persona por vía fecal-oral (directa o indirecta).
- Alimentos o agua contaminados.
Alta prevalencia:
- Casi todos los niños (95%) contraen el virus antes de los 5 años.
- Ocurre tanto en países desarrollados como en desarrollo.
- Mejoras en saneamiento e higiene no impiden la propagación.
Vacuna y protección individual:
- Eficacia probada contra la enfermedad en ensayos clínicos.
- No se diseñó con el objetivo de que generara inmunidad colectiva.
- La infección natural no protege completamente de futuras infecciones.
- Se esperaba que la vacuna redujera la gravedad de la enfermedad en los vacunados, pero no que detuviera la propagación del virus.
Posible inmunidad colectiva:
- Estudios recientes sugieren que la vacuna podría generar cierto nivel de protección indirecta.
- Dos posibles explicaciones:
- La vacuna impide la propagación del virus.
- El virus debilitado de la vacuna (excretado por niños vacunados) infecta a niños no vacunados sin que se enfermen gravemente.
Evidencia limitada:
- Los estudios actuales son de mala calidad debido a:
- No se diseñaron específicamente para evaluar la inmunidad colectiva.
- Tienen limitaciones metodológicas que pueden sesgar los resultados.
- No todos los estudios detectan un efecto de protección colectiva.
Conclusión para propósitos de inmunidad de rebaño:
Aunque hay señales de que la vacuna contra el rotavirus podría generar inmunidad colectiva, la evidencia actual es insuficiente y poco consistente. Faltan estudios biológicos que confirmen este efecto.
3.9 Neumococo
Transmisión y portadores:
- Sólo los humanos contraen la bacteria del neumococo. Se aloja en la nariz y garganta, transmitiéndose por estornudos y tos.
- Entre el 5 y el 70% de la población la porta sin síntomas (portadores asintomáticos). Existen más de 90 serotipos, pero sólo algunos causan la mayoría de las enfermedades (DSc et al. 2017, 1406).
Vacuna y resultados:
- Introducida en Estados Unidos en 2000 (Israel 2009). Prevnar (7 serotipos) fue reemplazada por Prevnar-13 (13 serotipos).
- Redujo significativamente la enfermedad neumocócica invasiva (IPD) en niños menores de 5 años (80%) (DSc et al. 2017, 1406).
Limitaciones de la vacuna:
- Protege contra los serotipos incluidos, pero otros no incluidos en la vacuna, se hacen entonces prevalentes y son los que terminan infectando a la persona (van Hoek et al. 2014).
- No reduce la cantidad de portadores, sólo cambia los serotipos que portan (reemplazo serotípico) (van Hoek et al. 2014).
Conclusión para propósitos de inmunidad de rebaño:
La vacuna podría generar inmunidad colectiva al reducir la prevalencia de serotipos patógenos. Pero dado que simultáneamente aumenta otros serotipos de la bacteria que también pueden causar enfermedad (y no reduce el número de portadores), el efecto neto de la vacuna en términos de inmunidad de rebaño parece ser nulo.
3.10 HiB (Bacteria causante de la Meningitis)
Prevalencia previa a la vacuna:
- 1-3% de niños portaban la bacteria.
- La enfermedad afectaba principalmente a niños de 6-7 meses.
- La mayoría adquiría inmunidad natural al rededor de los 5 años.
Colonización vs. enfermedad:
- La mayoría de portadores no enferman.
- La bacteria puede trasladarse al torrente sanguíneo y cerebro y causar meningitis.
Tratamiento y riesgos:
- Generalmente requiere hospitalización y antibióticos.
- Algunas cepas son resistentes a antibióticos.
- Afecta principalmente a bebés no vacunados o con vacunación incompleta.
Efectividad de la vacuna:
- 95% o más de efectividad en prevenir la enfermedad.
Impacto en Israel:
- Introducida en 1994, redujo los casos de meningitis a 5-10 anuales y eliminó las muertes.
- Aumentó ligeramente la enfermedad por otros serotipos de Haemophilus influenzae.
- Años después, se descubrió un efecto de inmunidad colectiva con la vacuna.
Conclusión para propósitos de inmunidad de rebaño:
La vacuna contra Hib no sólo protege a los vacunados sino que también genera un efecto de inmunidad colectiva que beneficia a aquellos que no pueden vacunarse o tienen vacunación incompleta. Estudios epidemiológicos, grupales y biológicos demuestran la protección contra infección y portadores. Esto reduce la transmisión y previene la enfermedad en general.
Este es el único caso verdaderamente exitoso y sin costos irracionales de inmunidad de rebaño adquirida artificialmente por medio de la vacunación.
3.11 Varicela
- Se presume que la prevención de la enfermedad mediante la vacuna inhibe la transmisión del virus, que se propaga principalmente por las ampollas que brotan en la piel durante la enfermedad.
- Muchos otros países occidentales han optado por no utilizar la vacuna. En Noruega, Suecia, Francia, Portugal, Dinamarca, Bélgica, Países Bajos, Austria y Nueva Zelanda, la vacuna no se administra en absoluto, y en Australia y Suiza solo se recomienda para niños mayores de 10 años («Immunization Schedules by Antigens» s. f.).
- Presumiblemente, la reticencia a utilizar la vacuna de manera más amplia se debe a estudios que han encontrado que el ahorro por la reducción de casos de varicela no compensa el costo de la vacuna (DSc et al. 2017, 862) y la preocupación de que esta reducción de varicela en los niños provoque un aumento del herpes zóster en los adultos (DSc et al. 2017, 1405)
Conclusión para propósitos de inmunidad de rebaño:
La vacuna contra la varicela sí previene el contagio y confiere inmunidad de rebaño. Hay reservas sin embargo en cuanto a sus efectos de largo plazo, dado que esta inmunidad, artificialmente adquirida, se desvanece con los años y deja en riesgo a los vacunados de adquirir herpes zóster en la edad adulta. Siendo la varicela una enfermedad benigna con baja o nula mortalidad, y siendo las defensas adquiridas después de enfermarse vigentes de por vida, las sociedades cada vez mas se están cuestionando si es verdaderamente necesario, o incluso beneficial, vacunar contra esta enfermedad.
3.12 Rubéola
Riesgo principal: Síndrome de Rubéola Congénita:
- La rubéola en sí no es grave, pero infectarse durante el embarazo (15-20 semanas) causa Síndrome de Rubéola Congénita (SRC) en el feto.
- El SRC provoca abortos, muertes fetales, nacimientos prematuros y malformaciones como sordera, ceguera, problemas cardíacos y neurológicos («Rubella.Pdf - Google Drive» s. f.).
Efectividad de la vacuna:
- Introducida en Estados Unidos en 1969 (sin ensayos clínicos aleatorizados).
- Gran evidencia de su eficacia: no ha habido brotes importantes desde entonces.
- Una dosis protege por muchos años, posiblemente de por vida.
Objetivos de la vacunación:
- Evitar el SRC: principal motivo de la vacunación.
- Prevenir complicaciones raras en adultos: objetivo secundario.
Impacto en la población:
- La vacunación infantil no reduce significativamente la enfermedad en la población general.
- Esta vacunación sí reduce la transmisión del virus, disminuyendo tanto la rubéola como el SRC.
- Potencialmente podría eliminar la enfermedad por completo.
Conclusión para propósitos de inmunidad de rebaño:
- La vacuna contra la rubéola es altamente efectiva para prevenir el SRC y reducir la transmisión del virus. El éxito de la vacuna en casi eliminar la enfermedad en varios países sugiere que reduce la transmisión y genera inmunidad colectiva.
3.13 Paperas
Contagio y gravedad:
- Sólo afecta a humanos, no hay portadores crónicos. En los niños es muy suave y muy poco peligrosa (DSc et al. 2017, 419).
- Afecta más severamente a adultos, pudiendo causar:
- Inflamación testicular en hombres (algunas raras veces infertilidad).
- Mastitis (inflamación mamaria) en mujeres.
- Cruza la placenta, causando abortos o muertes fetales (no malformaciones).
Efectividad y duración de la inmunidad:
- La efectividad real de la vacuna es ligeramente menor a la registrada en ensayos, pero ha reducido la morbilidad en un 98% en Estados Unidos (DSc et al. 2017, 442).
- La inmunidad disminuye con la edad.
- Brotes localizados ocurren en poblaciones bien vacunadas, especialmente entre jóvenes adultos en entornos cercanos (militares, universidades, equipos deportivos).
Conclusión para propósitos de inmunidad de rebaño:
La drástica reducción de la morbilidad tras la introducción de la vacuna, mayor a la esperada por su eficacia y cobertura, sugiere que La vacuna contra las paperas es altamente efectiva y brinda inmunidad colectiva, protegiendo a personas vulnerables incluso si no están vacunadas. Sin embargo, la inmunidad disminuye con la edad y pueden ocurrir brotes en entornos específicos.
3.14 Sarampión
- El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa. Antes de la vacunación, casi todos los niños contraían sarampión antes de los 15 años y los brotes de sarampión erupcionaban cada dos o tres años (DSc et al. 2017, 357-58). El virus del sarampión se instala en la nariz y la garganta y puede transmitirse a otra persona a través de gotitas, ya sea por el aire o por contacto directo. El virus puede transmitirse en cualquier momento desde cuatro días antes del inicio del típico sarpullido hasta cuatro días después («Meas.Pdf» s. f., 177-78).
- En los países industrializados se ha comprobado que una dosis de la vacuna es suficiente para reducir significativamente la morbilidad por sarampión, pero se necesitan dos dosis para detener la propagación del virus.
- Aunque el nivel de anticuerpos generados por la vacuna disminuye con los años, se considera que la protección conferida por la vacuna dura toda la vida. Prueba de ello es el hecho de que la morbilidad por sarampión se ha mantenido a niveles muy bajos en la era posterior a la vacuna (DSc et al. 2017, 369).
Conclusión para propósitos de inmunidad de rebaño:
La vacuna contra el sarampión es altamente efectiva para prevenir el contagio y reducir la transmisión del virus. Hay evidencia para decir que brinda inmunidad colectiva.